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Realidad urbana de la ciudad de Granada:
Dos son los focos urbanos que han requerido la atención de la administración en las últimas décadas:
En el primero (centros o conjuntos históricos), el deterioro físico de las viviendas, del hábitat en general, tenía relación con el paso del tiempo, la transformación de los usos, y cuyas consecuencias sociales características eran, y son, entre otras, las siguientes: envejecimiento de la población, pérdida de población, deterioro de los servicios públicos, del comercio, déficit de equipamientos, pérdida de redes sociales, afectación en la cohesión social…
La respuesta de la administración: protección, revitalazación parcial. La evaluación-impacto de estas políticas es la siguiente: necesidad de políticas integrales e integradoras sostenibles y sostenidas en el tiempo con perspectiva de género.
En los segundos (zonas de exclusión), el deterioro físico de las viviendas, del hábitat en general, se producía por razones culturales, sociales, económicas, estructurales en definitiva, mostrándose la administración incapaz de hacer frente a múltiples problemas sociales que se retroalimentan en una espiral que no parece tener fin.
La respuesta de la administración: planes, programas, proyectos… Inversiones y diagnósticos por doquier siempre fracasados en apariencia por la necesidad de políticas integrales e integradoras. La evaluación-impacto de estas políticas: dificultades para implementar políticas de administraciones con diferentes competencias, para la coordinación, para planificar políticas integrales y sostenibles y sostenidas en el tiempo con perspectiva de género.
En Granada, contamos con dos focos que responden a estos dos ejemplos: Albaicín, Sacromonte, Centro en el ámbito del conjunto histórico, y zona Norte (Almanjáyar, Cartuja, Rey Badis, La Paz, Parque Nueva Granada, Campo Verde, Casería Montijo) en cuanto a los barrios aunque no todos ellos presentan iguales problemáticas ni requieren similares soluciones.
El éxodo de los años 50 y 60 de las zonas rurales a la ciudad, trajo consigo la creación de nuevas zonas de la ciudad (barrios obreros) que, en ocasiones, no tenían la calidad constructiva mínima, ni se trataba de zonas que contaran con todo el equipamiento y servicios que exigen una vida digna. Toda esta situación constructiva inicial se atempera gracias a la presión ciudadana y a la llegada de la democracia. Los ayuntamientos emprenden toda una acción, complementada por las Comunidades Autónomas, de provisión de servicios públicos (centros de salud, educativos, servicios sociales, instalaciones deportivas, etc) y políticas de provisión de instalaciones básicas (alcantarillado, pavimentación, etc.)
Hoy, estos barrios son los nuevos cascos antiguos sin contar con la protección especial que reciben los centros-conjuntos históricos. Los problemas de vivienda se complementan con pérdida de población, envejecimiento, problemas de convivencia entre personas de diferente procedencia y etnia, desempleo…, más otros muchos de los problemas que presentan los barrios que están en situación de exclusión social: pobreza aguda con todo lo que ello conlleva.
En Granada, ejemplo de esta situación, tenemos la zona de Santa Adela en el Zaidín, el germen de La Chana propiamente dicho, algunas calles del Cerrillo de Maracena, Pajaritos, Plaza de Toros.
Igualmente, hoy, dentro de las ciudades, nos encontramos con nuevas zonas urbanas desarrolladas a finales de los 90 y primera década del presente siglo hasta la llegada de la crisis económica. Zonas de expansión dentro de los límites de la propia ciudad, donde habitan familias jóvenes de clase media. Estas zonas no cuentan con la tradición y la cultura participativa y organizativa de los barrios obreros, y sin embargo presentan necesidades de cohesión social evidentes: provisión de servicios públicos, especialmente dirigidos a la infancia, de transporte, deportivos, culturales y educativos, así como de equipamientos que el parón económico ha dejado insatisfechos.
En Granada, nos podemos encontrar con barrios como Albayda o determinadas zonas de Zaidín y Genil, por poner tres ejemplos representativos.
Al menos en las tres primeras realidades urbanas descritas, la mujer se convierte en la ciudadana sobre la que cae la desigualdad de forma más nítida y, al mismo tiempo, las diferentes experiencias demuestran su capacidad para liderar la participación en políticas de transformación social. Por eso, pensar soluciones, es pensar en la mujer como motor de cambio.
El acierto en los análisis y en las políticas necesarias para hacer frente a esta compleja realidad urbana donde lo importante es la ciudadanía, es tarea de este foro, al menos para realizar una aproximación teórica y práctica.
IV ASAMBLEA CIUDADANA: 11 DE ABRIL DE 2015 EN EL IES HERMENEGILDO LANZ
Desde el Granada PSOE hemos organizado 4 eventos previos, abiertos a la ciudadanía, antes de la IV Asamblea Ciudadana que celebraremos en el mes de febrero de 2015